Crónicas neozelandesas [9]

.

Kia ora! Fue la expresión que empecé a oír en el aeropuerto y que nos ha seguido mañana y tarde, como saludo en cualquier lugar de este país, Nueva Zelanda –para ser exactos-. “Kia ora” pronunciado “kiora” es la palabra maorí que significa mil cosas a la vez, y todas buenas. Así que os la regalo para ver si le damos a la cultura maorí un poco de internacionalización. Porque apenas se les conoce fuera de Nueva Zelanda y su cultura fue machacada, ignorada y traicionada hasta casi hoy mismo. Ayer en el periódico local de Christchurch había un editorial haciéndose eco de la solicitud de dos grupos maoris que se sienten aún ignorados. Como la Universidad Google es manejada hoy con facilidad por cualquiera, no voy a contar la historia, pero sí una parte de ella….por si nos recuerda algo.

Cuando llegaron los ingleses, galeses y escoceses a estas tierras, miraron a su alrededor, se enamoraron del paisaje y sus riquezas y pusieron la bandera inglesa hondeando en cada esquina. Pero las dos islas que conforman lo que hoy llamamos Nueva Zelanda estaban habitadas por cerca de seiscientas tribus, hoy consolidadas en lo que llamamos la Cultura Maori. Cuando después del intercambio de conchas, piedras y comida maorí, por instrumentos, armas y vestidos británicos, la palabra “ocupación” se asentó en la mente de los jefes Maori. Entonces reclamaron el reconocimiento de que ellos habían llegado primero, ellos eran los habitantes de las islas y ellos también contaban. Después de muchas sorpresas por parte de los ingleses -que no contaban con que nadie les cuestionase su soberanía de estas tierras- la corona británica “accedió” a firmar un tratado, las dos partes se sentaron a entenderse.

La cosa es que hablaban dos idiomas diferentes, así que el tratado se escribió en inglés, y después, unos predicadores ingleses que sabían maorí, tradujeron el tratado a esa lengua. No se si habéis visto la película “Lost in translation” una película estupenda. Pues bueno. Donde en inglés decía: “las tribus se someten a la soberanía inglesa”, en maorí decía “la corona inglesa reconoce la soberanía maorí”. Parece pequeño el punto…..pero no lo es. E igual que aquel párrafo pasó con el resto.

Ese tratado, llamado Waitangui, mal traducido –intencionalmente- al Maori, fue firmado el 6 de febrero de 1840 por 34 jefes en Bay of Islands. Y según fue llevado por todo el país, otros 500 lo firmaron, incluyendo a 13 mujeres jefe.

Ya podemos imaginar que antes o después “el error” de traducción se iba a descubrir. Sobretodo cuando la corona empezó a pedir tributos a los nativos y pleitesía a su bandera.

En fin, que hasta hoy mismo, 175 años más tarde, se está luchando. Y dos tribus aún se niegan a firmarlo. Hay por medio millones $$$ de compensación, y la verdad histórica que hay que definir. La fecha tope puesta por el gobierno Neozelandés es el 2017. Esperaremos las noticias. Pero esta historia hizo que los Maori adquirieran frente a mis ojos, un gran respeto y una profunda dignidad por saber luchar por su identidad, una identidad que es patente en cada lugar por donde pasamos.

He estado en sus museos. He escuchado explicaciones de cómo construían sus pueblos, sus casas, sus graneros. He sabido de la fuerza de su inteligencia y de la resistencia de sus brazos para construir barcazas en las que cupieran 150 remeros y tomando como guía a las estrellas, llegar hasta aquí, a miles de kilómetros de su punto de partida. He admirado como recordaron a sus ancestros y supieron construir casas comunales en las que cada grupo estaba representado por una figura ancestral al que esculpieron en los troncos de madera que mantienen la casa. Cuando se compara la cultura aborigen Australiana con esta de NZ es precisamente esta diferencia, el respeto y recuerdo de sus orígenes, lo que muchos mencionan que hace a esta cultura superior a aquella. Quizás sea por eso que hay una ley que defiende la lengua maorí que exige la educación bilingüe de sus niños. Y hay una TV en maorí, y periódicos y estrellas de cine, fútbol, y cricket maoris. Yo repito con frecuencia cuando hablo a maestros eso de que “If you do not have roots you cannot have fruits”, que además rima y así pueden recordarlo más fácilmente. Esta gente pensaba lo mismo.

Pero Nueva Zelanda merece que se luche por ella. Porque es bella. Sus paísajes son la representación total de lo bucólico. Hermosísima de Norte a Sur. Y además TOTALMENTE VACIA. Solo cuatro millones de personas viven aquí. ¡Claro, que los 40 millones de borreguitos nativos…ocupan bastante tierra! Para no decir nada de las vacas y los caballos de carreras.

Y hasta aquí la historia.

Mañana regreso por barco a las ciudades que he visitado por tierra. Va a ser una maravillosa oportunidad para afianzar las notas tomadas en la primera visita, y esta vez, pararé a contároslas.

No tendremos internet hasta tocar puerto….

Un beso,