Crónicas australianas [5]

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Conforme nos hemos adentrando en este enorme desierto que es el centro del país, he ido viendo más y más “back packers” (mochileros) una variedad humana de similares características sea cual sea su país de origen. Son jóvenes (una media de 25 años), gente preparada (bastantes niveles de preparación, pero ninguno sin nivel medio). Al menos bilingües. Con un plan de vida trazado hasta los 35 años…después ya veremos. En su mayoría solos (sin familias a su lado). Igual número de hombres y mujeres. Casi de cualquier país del mundo (excepto españoles, porque no hay pactos gubernamentales entre España y Australia….. me encantaría saber qué hay detrás de esto). Duros trabajadores. Cobran menos que los australianos.

DesiertoY esta última frase es la clave de por qué me los encuentro aquí. Ayer estábamos en Alice Spring y hoy en Urulu. La temperatura aquí es de una media de 39-43 grados centígrados. Las diversiones muy limitadas una vez que ya has visto todas las atracciones turísticas de la zona, o si no eres un enamorado de la fauna y flora nativa, o si te interesa la cultura aborigen o su arte, porque de de todo ello hay mucho para explorar y analizar. Ellos son los guías de los tours. Los conductores de los autobuses. Los que limpian las habitaciones de los hoteles. Los maleteros. Están por todas partes, con sus acentos franceses, alemanes, galeses, suizos. Y ayer compartí una taza de café con una de ellas. Annette. Me retó a que le adivinase el acento. Sonaba a un inglés estándar ni británico, ni australiano, ni americano. Resultó ser de Berlín. Lleva más de dos años viajando por Asia, quedándose en hostels donde conoce a gente que conoce a gente y así empalma, trabajos, ciudades, meses y años. No le pregunté la edad pero debe estar en los 25-29.

Me contó cosas tremendas. Por ejemplo las cosechas aquí están prácticamente en manos de los “back packers”. El gobierno les da visados de tres meses que pueden renovar por un año. Ahora están llegando los “back packers” que se encargarán de recoger la uva cuando empiece el otoño en un mes o así. Ella estuvo trabajando una temporada en la recogida de la fresa y dice que se ha quedado con un dolor de espalda para siempre. Sus cuentos me recordaban los de los campesinos mexicanos que llegan a California. Se les paga (muy por debajo de lo que se paga a los australianos) por “cesta” recogida, y si las fresas están muy verdes o pasadas les descuentan un 20%. No es algo que les contará a sus padres cuando regrese a Alemania (ya va camino de regreso aunque va a parar en Corea del sur y quizás Bali.) Cuando le pregunté si le había merecido la pena tantas penas dijo que lo volvería a hacer, pero que la experiencia tiene un costo muy alto.

La mayoría es gente que QUIERE VIAJAR Y CONOCER MUNDO y que estean dispuestos a esto con tal de conseguir su propósito.

Sorprendentemente también he visto jóvenes chinos de esa edad y más jóvenes. Pero viajan en primera, visten ropa de marca y muchos llevan el pelo tintado de cualquier color. Son los hijos del 1.2 millones de millonarios chinos que pueden permitirse el lujo.

Y…¡pensar que ese 1.2 millones de millonarios han llegado ahí esclavizando a sus trabajadores para crear los productos que compramos por un dólar o un euro en el mundo. Cosas que no duran. Cosas que no necesitamos. Hechas en un país comunista. Me pregunta exactamente lo que ha llegado a significar esa palabra Auntie Pami.

Pero mientras miraba a mi alrededor se fue haciendo de noche y salió una luna que esta en cuarto creciente (creo, le falta una mitad) y me quedé mirándola mucho tiempo porque no estoy acostumbrada a que la luna en cuarto creciente o menguante le falte la parte de arriba o la de abajo. Donde yo vivo le suele faltar la parte derecha o la izquierda. Y así disfruto hoy los cielos.